Posturas acerca de la seguridad ambiental y su defensa

febrero 28th, 2018

RESUMEN

La humanidad enfrenta su potencial exterminio motivado a la destrucción del planeta como soporte de la vida por las amenazas que se ciernen sobre los elementos bióticos y abióticos que afectan la salud y seguridad del ambiente. Esta investigación revisa las diversas posturas sobre seguridad en el ámbito ambiental como un modesto aporte para contribuir a salvar el planeta, bajo las líneas del pensamiento estratégico del Eco-socialismo.

El Medio Ambiente 

Para entender el Medio Ambiente y poder defenderlo y/o defenderse de él, es necesario realizar una aproximación definitoria multidisciplinaria que involucra los conceptos de la política, ciencia, ética, economía, derecho, sicología y educación, entre otras.

Según Blackmore (2005, p.4) el proceso de toma de decisiones ambientales es complejo, en virtud que involucra leyes que cambian, condiciones ambientales inestables, opinión pública influenciable, intereses económicos diversos, diferentes niveles de actuación: local, regional, nacional y global; diferentes cronogramas para la deliberación y decisión en cada uno de estos niveles, desconocimiento científico de las razones de los cambios y del funcionamiento del ambiente. A esta complejidad hay que añadir la existencia de una estructura, una infraestructura y una superestructura de gestión y aprovechamiento del ambiente; con sus objetivos propios, como toda organización burocrática.

El tema es tan complejo, que los hispano parlantes empleamos dos formas diferentes de referirnos a lo ambiental. En España usan “medio ambiente”, mientras que en la América meridional se emplea preferentemente “ambiente”.  

Existen aproximaciones a una definición de ambiente, dependiendo desde cuál de los ámbitos lo consideremos: Cultural, económico, geográfico, militar, social o político.

Desde el ámbito cultural, se puede señalar que durante la edad antigua, casi todas las escuelas griegas desde la epicúrea, hasta la estoica parten de la explicación del physis como esencia primaria del todo, buscando las explicaciones y el conocimiento a partir del estudio del mundo físico, y sus relaciones con el ser humano, a quien se considera diferenciado de la physis.

Aristóteles fue el principal estudioso de lo que hoy es conocido como ciencias naturales. El término naturaleza viene de la traducción de physis al latín como natura, término que se usaría para denominar el ambiente o medio ambiente hasta la conferencia de Copenhague en 1973.

La dificultad de traducir, que en lo personal creo viene del haber rechazado el uso de natura y naturaleza, nos revela que en inglés environment se define según el Merrion-Webster (2015) como las condiciones que rodean algo o alguien, afectando el crecimiento, progreso, salud, etc.; mundo natural. En francés environnement, según la enciclopedia Larrouse (2015) como  conjunto de elementos físicos, químicos, o biológicos, naturales y artificiales que rodean un ser humano, animal, vegetal o una especie. En alemán, dependiendo de si nos referimos al ambiente natural usaremos die umwelt y el ambiente sociocultural es das unfeld ¡hasta de géneros diferentes estamos hablando!

En el plano metafísico, muchas de las culturas ancestrales de la humanidad tienen entes supernaturales que representan a la Tierra o natura, pudiendo mencionar entre ellos a Heirá o Belquis que representaba la Diosa Madre de los Caldeos, que pasaría a ser Eva en el antiguo testamento, Dankina para los asirios, la Pacha Mama madre tierra de los incas y otros pueblos andinos, Gaia diosa griega de la tierra, o Gea/terra la misma diosa latina, que inspiró a James Lovelock a escribir su libro sobre la terraformación de otros planetas para la NASA en 1979, inspirado en su concepto de la Tierra como “Una entidad compleja que implica a la biósfera, atmósfera, océanos y tierra; constituyendo en su totalidad un sistema cibernético o retroalimentado que busca un entorno físico y químico óptimo para la vida en el planeta” (p. 6).

Desde el ámbito económico, el medio ambiente o la naturaleza son considerados desde una postura netamente utilitarista para la economía; se consideran los recursos naturales y más recientemente lo que las Naciones Unidas vienen definiendo como “servicios ambientales”, para referirse a algunos de los recursos usados por la industria provenientes de la naturaleza, muchos de ellos son tangibles, como el agua, aire, tierra y otros intangibles: Belleza natural, áreas prístinas y otras de valor para el turismo, por ejemplo.

Para la visión de la economía capitalista, el ambiente es un sumidero en el cual desechar los residuos del proceso industrial y comercial, que no es considerado como costo del proceso, definiéndolo como una externalidad, efecto de rebase (spillover), o efecto de vecindad, para que sea asumido por el Estado o la sociedad.  No es que los gobiernos del autoproclamado “socialismo real” hicieran mejor trabajo.

Desde el ámbito militar, hasta fecha muy reciente, se estudiaba como el conjunto de características geográficas, climáticas, astronómicas y bióticas del teatro de operaciones militares, que afectan las operaciones en forma favorable o desfavorable, en especial en cuanto a efectos del clima, terreno, meteorología, periodos de luz y sombra, fases de la luna, etc. 

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), considera en la actualidad que la relación con el entorno físico tiene dos aristas, una de protección del ambiente y otra de seguridad ambiental.

Para la primera visión, la protección ambiental se refiere fundamentalmente a reducir la huella causada por las actividades bélicas; lo cual no ha excluido el empleo de proyectiles de uranio enriquecido, de fósforo blanco, el bombardeo y contaminación de plantas de agua, la destrucción de plantas de tratamiento de aguas servidas en la diversas intervenciones denominadas humanitarias en Iraq, Afganistán, Libia y ahora en Siria. La Cruz Roja Internacional (1999), ha hecho todas estas denuncias en su portal, pero son ignoradas por los medios main stream.

Por otro lado, la seguridad ambiental en la OTAN se refiere a la protección de fuerzas ante el impacto causado por el clima extremo, el agotamiento de los recursos naturales, la contaminación, las enfermedades endémicas y otros fenómenos de origen ambiental que afectan a las tropas y a las poblaciones. Una de las aristas humanitarias de esta iniciativa, se materializa mediante el desarrollo de capacidades de respuesta ante fenómenos socio-ambientales en especial en las antiguas naciones del Pacto de Varsovia, que se han unido a la OTAN o que forman parte de la Alianza por la Paz.

Desde el ámbito social, el medio ambiente se enfoca con una visión antropocéntrica, basada en la utilidad para el sostenimiento de la vida humana, de manera sostenible en el tiempo, de manera que garantice la calidad de vida. Es precisamente desde esta visión que el empleo de término “medio” es mas adecuado.

Desde el ámbito geográfico, se considera al ambiente como el entorno o medio físico, que se interrelaciona con el hombre y la sociedad; definición muy similar al concepto clásico de los griegos.

Desde el ámbito propiamente ambiental, existen varias posturas o tendencias de concepción del ambiente. Una de ellas es la denominada corriente ecologista o ambientalista, que busca la preservación de todos los ecosistemas, sin compromisos, dado que considera al ser humano como un miembro más de la biosfera, y por tanto responsable del mantenimiento de los equilibrios eco-sistémicos; entre estas diferentes posturas está la denominada ecología profunda, a partir de la cual muchos partidos autodefinidos como ecologistas o verdes basan su ideología.

Existe una fuerte polémica acerca de algunas de estas posturas, ya que por ejemplo la Fundación de Ecología Profunda, compró masivas extensiones territoriales en Chile, que abarcan desde allende el límite en la Patagonia hasta el Pacífico, y pretenden imponer políticas al estado chileno acerca de ese territorio, u otras fundaciones basadas igualmente en el llamado primer mundo, que proclaman apoyar la sostenibilidad ambiental en la Amazonía y la Orinoquia, pero responden aparentemente a objetivos políticos neocoloniales; dos ejemplos de esto son “Nuevas Tribus”, organización supuestamente cristiana que se ha dedicado a la prospección geofísica en la Orinoquia y Amazonía en Brasil, Colombia y Venezuela, siendo por ello expulsados hace varios años de este último país. 

La otra visión es aún más antropocéntrica y utilitarista, basada en la sostenibilidad en el tiempo, sin negar la explotación de los recursos presentes en la naturaleza; esta postura va desde el llamado eco-capitalismo, que propugna por el control del ambiente mediante mecanismos de mercado, denominándose como “azul-verdes”, hasta el eco-socialismo llamado “rojo-verdes” o el anarco-ecologísmo denominados “verde-negros”.

Para la economía ecológica o eco-capitalismo, la mejor manera de defender el ambiente es mediante mecanismos de mercado que posibilitan comprar créditos para compensar por los daños causados por el medio de producción; estos créditos son producidos en algún otro lugar de donde son vendidos. El protocolo de Kyoto, a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático estableció un mecanismo en este sentido, permitiendo la compra de créditos de carbono para compensar el consumo de combustibles usados por la empresa o mediante la imposición de multas; es notorio el fracaso de este esquema en las últimas reuniones de los comités del panel de expertos, incluso el retiro de los EEUUA, Canadá,   

Estas posturas inicialmente comenzaron por la conservación y regeneración de los recursos naturales, pudiendo mencionarse la legislación para crear parques nacionales en diversas partes del mundo, la creación de sociedades mixtas intergubernamentales y privadas como la IUCN en 1948, privadas como la National Geographic Society en 1888, o la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales –SCVN- en 1929. A partir de los años 70 del siglo pasado, hubo un movimiento hacia la preservación de la vida silvestre surgiendo diversas ONG como World Wildlife Fund –WWF-, Sierra Club, Greenpeace, etc.

Hacia finales del siglo XX, la tendencia mundial cambiaría hacia reducir la contaminación y mejorar la vida urbana, eliminando factores que son a la vez producto de los problemas ambientales y potenciadores de los mismos, como son la pobreza o exclusión, la discriminación de mujeres y niños, el subdesarrollo, la ignorancia y la calidad de vida.

Desde el ámbito político se puede considerar la definición del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA, 2010, p.6) “Todos los factores, condiciones e influencias externas que afectan a un organismo o comunidad. También todo lo que rodea a un organismo u organismos, incluyendo los elementos naturales y los construidos por el hombre”. En general se debe analizar el tratamiento que la Constitución de cada país y las diversas leyes dan al medio ambiente, para alcanzar una definición común con consistencia y coherencia internas y externas como señala la hermenéutica.

En el plano internacional, los diversos entes del sistema de las Naciones Unidas usan la definición de la UNESCO (citada por Steele 2010): “El ambiente es un conjunto complejo de condiciones físicas, geográficas, biológicas, sociales, culturales y políticas que rodean a un individuo u organismo, determinando al final su forma y naturaleza de su supervivencia” (s/p).

Para la Unión Europea es un concepto que incluye la “combinación de elementos cuyas complejas interrelaciones establecen el marco, el entorno y las condiciones de vida de los individuos y la sociedad, como son o como se sienten; incluye el ambiente construido y el ambiente natural; los recursos naturales, incluyendo el aire, tierra y agua, la energía y los minerales”.

            En el nivel político internacional; se considera que los derechos humanos relacionados al medio ambiente, se encuentran establecidos en los tratados básicos de derechos humanos, como son la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Sociales, Económicos y Culturales, la Convención Para la Eliminación de toda Forma de Discriminación Contra la Mujer, Convención Internacional Para La Eliminación De Todas Las Formas De Discriminación Racial, Convención para los Derechos de los Niños y la Convención de la Organización Internacional del Trabajo sobre Poblaciones Indígenas y Tribales[1] que incluyen, según el Movimiento de los Pueblos para la Educación de los Derechos Humanos (2011):

El derecho a un ambiente seguro y saludable; un alto nivel de salud; un desarrollo ecológicamente sostenible; un nivel de vida adecuado, incluyendo el acceso a alimentación y agua potable; el derecho de los niños para vivir en un ambiente apropiado para su desarrollo físico y mental; a una participación completa y equitativa de todas las personas en la toma de decisiones relacionadas con el ambiente, la planificación de desarrollo y decisiones y políticas que afecten a la comunidad a un nivel local, nacional e internacional; a gozar de condiciones seguras de trabajo y en el trabajo, incluyendo garantías para mujeres embarazadas y en lactancia; la protección para la no discriminación en cualquier área; la educación e información incluyendo la relacionada con vínculos entre salud y ambiente y el derecho a compartir los beneficios del progreso científico. Algunos de ellos claramente relacionables con el ambiente previamente definidos y otros con la calidad de vida.

Seguridad y ambiente

La seguridad ambiental puede ser considerada desde el punto de vista del ambiente como objeto, teniendo entonces al hombre como sujeto de la agresión, y denominándolo seguridad del ambiente, o según Barnett (2007) seguridad ecológica o ecoseguridad, según Xiaoquing (2006); y lo opuesto considerar al hombre, la  sociedad y la humanidad, como objetos de la seguridad ante amenazas provenientes del entorno o ambiente o a través de este, a lo que generalmente se conoce como riesgo ambiental. Otra postura a considerar es la de seguridad ambiental, basada en el acceso o la negación de acceso a los recursos naturales por las empresas e intereses globalizados.

Para la seguridad ambiental existen tres niveles de sujetos: El Estado, el Estado más la sociedad, y grupos de la sociedad; dependiendo de la inseguridad que se pueda generar, se consideran  las diversas formas que puede asumir esta seguridad.

De igual manera se identifican, como potenciales propósitos de la seguridad: La preservación ambiental pura; el uso sostenible; los fines del Estado (o los intereses nacionales); el bienestar y la calidad de vida; la paz y los derechos humanos.

Como potenciales amenazas se señalan generalmente: La contaminación, la desertificación, la afectación a la biodiversidad, la sobre exploración recursiva, el conflicto violento, el acceso o negación de recursos naturales, el consumo excesivo, los fenómenos naturales, la guerra nuclear biológica química y la biopiratería.

Como potenciales actores detrás de estas amenazas están entonces la sociedad, sectores de la sociedad (económicos, sociales, culturales) y otros Estados. En la tabla 1 se muestran algunas de estas relaciones.

No existen, en nuestra opinión, los denominados desastres ambientales o naturales, ya que existen fenómenos bio-geo-meteorológicos naturales, propios de las dinámicas planetarias que resultan catastróficos para la humanidad en virtud de que esta última actúa de manera irracional, colocándose en situaciones de alto riesgo por desconocimiento, necesidad o soberbia.

La principal consecuencia de las diversas agresiones que recibe el ambiente a través de la contaminación, desertificación y alteración ecosistémica,  son eventos ambientales catastróficos, de mayor intensidad, como viene ocurriendo por ejemplo con los fenómenos de El Niño y La Niña, el agujero en la capa de ozono causado por los clorofluorocarbonos, el caos climático generado por el uso indiscriminado de combustibles fósiles, las masivas sequias, inundaciones, deshielos que se están experimentado; así como, la aparición de nuevos vectores infecciosos; o la expansión de las fronteras epidémicas de enfermedades tropicales, y otras enfermedades causadas por compuestos orgánicos permanentes y sustancias altamente tóxicas.

La preocupación acerca del ambiente y su impacto en temas que forman parte de la agenda de seguridad no es nueva. En el siglo XIX las teorías de Thomas Malthus acerca del crecimiento poblacional y el agotamiento de los recursos disponibles cuyo resultado serían hambrunas, epidemias y guerras, servirían de justificación al Imperio Británico para incrementar sus colonias, y a las demás potencias europeas de entonces a colonizar partes del África, para garantizar la producción de alimentos de sus nacionales.  Esta visión maltusiana también inspiró a Ratzel y Hausshoffer,  teóricos originales de la geopolítica para la formulación de sus teorías acerca del espacio vital o lebensraun, todas estas posturas se basaban en la relación entre incremento poblacional y productividad recursiva, en especial agroalimentaria.

Tabla 1

PRINCIPALES POSTURAS DE LA SEGURIDAD AMBIENTAL

Fuente: elaboración propia

Nombre Objeto referente Amenaza Escala
Seguridad ecológica Ambiente natural Actividad humana Ecosistemas
Seguridad del ambiente Ambiente natural Actividad humana Biótico y abiótico
Defensa ambientalista Fuerzas armadas y actividad económica ONGs ambientalistas Local
Seguridad ambiental (humana) Individuos y sociedad Cambio ambiental Local, nacional y global
Desastres ambientales Individuos y sociedad Ubicación humana en áreas de alto riesgo fenoménico Local
Violencia ambiental Estado nación Guerra Nacional
Seguridad ambiental (Países más desarrollados) Recursos estratégicos Restricción al acceso Internacional
Seguridad ambiental (Países menos desarrollados) Recursos estratégicos Imperialismo Internacional
Seguridad ambiental Recursos y servicios ambientales Escasez estructural, agotamiento Local
Seg. Ecofeminista Recursos y servicios ambientales Discriminación contra mujeres y niños Local
Seguridad sostenible Individuos y sociedad Patrones de desarrollo Global

Se mencionan como ejemplo de las teorías de Malthus, el hecho que la principal razón subyacente del desmoronamiento de la URSS, se relaciona precisamente con la incapacidad de su economía “capitalista de Estado” centralmente planificada, de alimentar a su inmensa población, debiendo importar de su rival los EEUU masivas cantidades de alimentos. Por otra parte, Mao Ze Dong en China, establece como prioridad la alimentación de su gigantesca población, antes de enfocarse en el desarrollo industrial, alcanzando con éxito ambos objetivos, siendo que la República Popular China, es hoy la principal economía del planeta.

En contra de las teorías maltusianas, se señala que es precisamente la denominada  Revolución Industrial, que él criticaba, la que permitió la mecanización de la producción agroalimentaria, incrementando así masivamente los rendimientos de la tierra como ocurrió en las grandes llanuras de medio oeste de los EEUU, llegando a denominarse esta región como “el granero de la humanidad”. Sin embargo este incremento masivo de los rendimientos de la producción agraria, generó impactos negativos sobre el ambiente; por un lado se presentaron en los años 30 del siglo pasado, los llamados dust bowls por el agotamiento de las capas superficiales de los suelos producto del monocultivo, y por otra parte, la producción debió ser acompañada por la presencia de sustancias químicas, conocidos como fertilizantes, los cuales compensaran el agotamiento de los diversos nutrientes del suelo, y dado el desequilibrio ecológico que generaba la presencia de monocultivos exóticos, los cuales requirieron además de la presencia de otras sustancias químicas denominadas biocidas (insecticidas y fungicidas), para contrarrestar la presencia de diversas plagas.

Los años 60 y 70 del siglo pasado, marcaron el nacimiento de la preocupación social por el ambiente, en la cultura occidental. El libro Primavera Silenciosa de Rachel Carson (1962), en el cual se denuncia el efecto que el empleo indiscriminado en la agricultura del DDT  causaba sobre diversas especies de aves cantoras, sirvió para que se empezase a generar una conciencia de protección por los diversos componentes del ambiente, y diversos cambios en la legislación de los EEUUA, y posteriormente de otros países del mundo.

Otro libro que estableció un hito, fue Los Límites del Crecimiento, publicado por el Club de Roma (Meadows et al, 1972), en el cual con una visión que muchos denominan neo-maltusiana se realizó un análisis prospectivo de las tendencias hacia la cuales se dirigía la humanidad, de continuar con los criterios de crecimiento imperantes. 

La Seguridad Ambiental es un tema que surge recientemente, con ese nombre en la agenda de seguridad, y por consiguiente en la académica. Luego del desmembramiento de la URSS, con el consiguiente fin de la denominada Guerra Fría, y la Cumbre de la Tierra, hechos acaecidos en 1992, los gobiernos y la academia iniciaron el análisis de lo que fue denominado dividendo de la paz.  En las Naciones Unidas  se empezó a considerar la Seguridad Humana, sin embargo, en los EEUUA, convertida en potencia hegemónica, la tendencia se dirigió en otro sentido.

En materia de seguridad ambiental, los EEUU consideraron lo relacionado con las actividades militares desde una perspectiva ambiental, más preocupados por la disposición segura de las armas nucleares del bloque soviético. y las de sus propios arsenales que se vieron reducidos considerablemente, para ello, el Departamento de la Defensa estableció una estructura burocrática destinada a garantizar la limpieza de los pasivos ambientales existentes, verificar el cumplimiento y correcta disposición final de armas nucleares de-comisionadas, tanto propias como de la antigua URSS, el desarrollo de una conciencia ambiental en el personal, de manera de disminuir el impacto de las actividades rutinarias sobre el ambiente, así como, por el lado belicista el estudio de nuevas teorías de utilización de recursos bioquímicos, para la guerra con el menor impacto posible para las tropas propias.

Por otra parte, el Departamento de Estado, asumió un concepto de seguridad ambiental de los EEUU, basado en el acceso irrestricto a los diversos recursos naturales de valor estratégico, en especial energéticos, necesarios para alcanzar y satisfacer los intereses y objetivos nacionales, citando en la Estrategia Nacional de Seguridad del año 2000, como antecedente el embargo petrolero árabe de 1973, al igual que aquellas amenazas transfronterizas que afectan la salud, la prosperidad y el trabajo de los ciudadanos estadounidenses, como el calentamiento global. Esto llevó a que los Departamentos de Estado, Defensa y Energía firmasen a fines de los años 90, un memorando de entendimiento, para desarrollar en forma conjunta la conceptualización de la seguridad ambiental.

La política ambiental internacional de esta potencia hegemónica, y por ende de sus aliados europeos, fue considerada en formas opuestas por las presidencias de Clinton y Bush hijo. La actual administración del presidente Obama, a pesar de su afinidad política con Clinton, no ha revertido las políticas internacionales de Bush, que se consideran nefastas para el ambiente y que significaron de hecho la muerte del Protocolo de Kyoto, y el fracaso por alcanzar los objetivos globales de reducción de gases de invernadero para 2015.

En el informe de la Comisión sobre Ambiente y Desarrollo de las Naciones Unidas (1987), conocido como el informe Bruntland, se señalaba que las naciones luchan generalmente por afirmar o resistir control sobre recursos naturales de valor bélico-estratégico: energía, tierra, ríos y sus cuencas, pasajes marítimos y otros bienes ambientales.

Johan Galtung (2004), igualmente señala que la mayoría de las guerras son por el control de recursos naturales y ambientales, y que los conflictos ambientales ocurren en tres niveles: Meso-conflictos dentro de la sociedad, macro-conflictos entre naciones y mega-conflictos que afectan a la humanidad.

Para el estudio del conflicto y el riesgo ambiental, existen varias aproximaciones dependiendo de cuál de las posturas se asuma en relación con el objeto referente de la seguridad y el sujeto que la presta; así como la amenaza presente y su riesgo.

Existe una escuela de la seguridad ambiental, que se fundamenta en la relación entre el cambio ambiental y el conflicto violento, en especial por la escasez o limitaciones en el acceso a los recursos. Esta escasez puede ser generada por factores ambientales, como sequías; o estructurales como el acaparamiento por ciertos grupos económicos o restricciones gubernamentales. Según esta escuela ello lleva a conflictos violentos, no necesariamente armados. 

Existe mucha afinidad en algunas partes de este tipo de pensamiento, con las doctrinas de seguridad del Estado, Kaghan (2003) y Homer-Dixon (1999), la denominan seguridad de los recursos, ya que cuando se consideran limitantes como las impuestas por la OPEP y la OPEG para garantizar precios justos a sus productos, o la existencia de gobiernos considerados como hostiles y por tanto un riesgo para el libre suministro de recursos de valor estratégico, se llega a intervenciones armadas directas o indirectas usando casus bellis, basados en hechos falsos o manipulados, como pasó recientemente en Iraq, Libia, Siria y está pasando ahora en Venezuela, que cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo y de las más altas de gas natural.

Diversos autores como López (2008), Subra (2007), Zinn (2001), Wallerstein (2000), Webel (2010), Diehl y Gleditsch (2001), Floyd (2013), de Soysa (2013), Homer-Dixon (2002), señalan que el acceso a los recursos se ha vuelto la principal causa de la guerra internacional en el presente siglo, siendo los hidrocarburos y el agua, los motivos más importantes de conflictos en forma visible o subyacente.

La otra variante de esta escuela se refiere a las causas por escasez estructural o ambiental de acceso a ciertos recursos, generando migraciones y consiguientes presiones demográficas sobre territorios cercanos.

Según Homer-Dixon (1991), Buzan (1997) y la escuela de Toronto, la escasez puede ser causada por la destrucción de hábitats, como por ejemplo la deforestación, por el aumento de la demanda debido al crecimiento poblacional o a mejores condiciones económicas que permiten cambios en los patrones de consumo, como está ocurriendo en algunos países respecto al consumo de proteínas animales, o por la dificultad de acceso a un recurso, como por ejemplo la privatización de servicios ambientales con incremento masivos de precios, como ocurrió a fines del siglo pasado en las naciones sureñas de la América meridional.   

Muy cercana a esta forma de pensamiento, puede señalarse a los académicos que consideran los recursos como una maldición; según De Soysa (2000) y Floyd (2013), que los denominan “cornucópicos” por la abundancia como la que adorna el escudo nacional de Venezuela, la existencia de abundantes recursos no renovables, relativamente escasos para la economía de sus vecinos o global, generalmente causa una pésima gobernanza debida a la actitud rentista conocida como la enfermedad holandesa, asociada con corrupción, ineficiencia, desigualdad socio-económica, aprovechamiento por elites políticas y económicas de las rentas, dependencia mayor de la renta recursiva, con el alto riesgo de fluctuaciones en precios que llevan a la pobreza y pérdida de calidad ambiental.

Otra escuela a considerar, está relacionada con las guerras como fuente del daño ambiental. Durante la denominada Segunda Guerra del Golfo, se decimó sistemáticamente la infraestructura de servicios públicos de Iraq, y según  Khagam y colaboradores (2003, p. 293),  millones de personas quedaron sin acceso a servicios ambientales básicos como el agua potable y la disposición de aguas servidas, generando según la Cruz Roja Internacional (1999, p.3); que para 1996 el 65% del agua superficial del país estuviera contaminada, cuando antes de la guerra era solo el 5% en 1989; esto causó que los casos de gastroenteritis infantil se dispararan en más de 400% solo tres años después de la guerra.

Los ejemplos de daños ambientales abundan en la historia reciente, el uso de las dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, el empleo del agente naranja en las selvas de Vietnam, los experimentos con armas nucleares por las principales potencias nucleares, casos similares al de Iraq pueden señalarse acerca de Libia y lo que está ocurriendo en Siria, o cuando al final de la Primera Guerra del Golfo las tropas de Iraq en retirada, incendiaron miles de pozos petroleros en la invadida Kuwait.  Para esta escuela, es vital para la supervivencia de la humanidad el alcanzar la paz mundial; los más reputados autores sobre el tema son Galtung (2004), Webel (2010), Pilisuk (2010) y la denominada escuela de estudios de paz de Noruega.

Dentro de la seguridad humana se maneja como uno de sus factores la seguridad ambiental. Para ella, las amenazas ambientales están orientadas hacia los seres humanos, su bienestar y calidad de vida, por consiguiente los seres humanos se convierten en el objeto referente. Se refiere a dos puntos de importancia: El primero, la explotación racional y sostenible de los recursos naturales y los servicios ambientales, sin poner en peligro su sostenibilidad en el tiempo. El segundo, relacionado con la eficiente gestión ambiental, por parte de los diversos niveles de gobierno en las funciones de planificación y control de la interacción con el ambiente, y de los posibles impactos relacionados con fenómenos socio-ambientales.

Algunas de estas amenazas están relacionadas con el agua y el aire, su calidad y accesibilidad física y económica, el acceso a otros recursos vitales como la tierra para producción agrícola o de construcción de viviendas. Sin embargo, existen amenazas que ponen en peligro no a los individuos, sino a la sociedad y la humanidad, con impacto múltiple en varios ámbitos, en diversas escalas y con una larga escala temporal; ellos son en este momento el cambio climático, el orificio en la capa de ozono, la afectación de muchos ecosistemas que se están revelando de importancia global como la Amazonía, el acceso al agua potable y las tierras fértiles en riesgo, por la creciente contaminación y consumo para la producción económica fundamentada en el consumismo, la calidad del aire en las ciudades y las nuevas enfermedades, que han surgido y se esparcen globalmente de maneras desconocidas como el SIDA, la fiebre del Nilo, el ébola, la gripe aviar, la gripe A1NH1, por mencionar algunas. 

Para la visión de la seguridad humana, el ambiente no es algo que preservar por su belleza o por la bondad humana hacia las especies inferiores; es una exigencia vital dada la estrecha interdependencia entre el ser humano y su ecosistema planetario, por lo tanto, no es un problema de exóticos ambientalistas del primer mundo fastidiados con el nivel de ocio producto de su altísima calidad de vida, sino que es un problema verdaderamente global, de ricos y pobres, estados desarrollados y estados fallidos, de derecha y de izquierda, ya que lo que está en juego por primera vez, es la supervivencia de toda la especie humana.

Existe una escuela de pensamiento que niega a los conflictos provenientes del ambiente, es conocida como ecopolítica y señala que las razones del conflicto son siempre políticas, no ambientales; de manera que para preservar el ambiente, es necesario que los activistas se involucren directamente en la acción política.

Esta visión generó la creación de múltiples partidos ecologistas o verdes. Una variante de esta forma de pensar, asume una posición militante para alcanzar la paz y la defensa del ambiente, su objetivo son las instalaciones militares, plantas contaminantes o depredadoras, los políticos tradicionales y otros actores relevantes; entre estos grupos militantes están Greenpeace y Piratas por las Ballenas, quienes organizan desde protestas pacíficas, sentadas frente a bases militares, escraches en las viviendas de políticos, encadenamientos, ataques con bombas fétidas a balleneros, y recientemente la escalada en el Congreso de los Diputados en España, para protestar en defensa del ambiente y de los ciudadanos con una visión de sostenibilidad integral.

El PNUMA (2009), elaboró una recomendación, conocida como Ecopaz,  para la integración de cuestiones relativas a los recursos naturales y el ambiente en la consolidación de la paz y la prevención de conflictos.

En ella, señala la importancia de la intervención temprana de los mecanismos de prevención de conflictos de la ONU, y colaborar al mismo tiempo, en alcanzar una gobernanza eficaz de los recursos naturales y el ambiente; mejorar la supervisión y la protección de los recursos naturales y los servicios ambientales durante los conflictos violentos; abordar la cuestión de los recursos naturales y el ambiente, como parte del proceso de paz y del mantenimiento de la paz, en especial el reparto de la riqueza; incluir las cuestiones ambientales y de recursos naturales en estrategias integrales de consolidación de la paz, y aprovechar adecuadamente los recursos naturales en la recuperación económica, para ayudar a fortalecer la economía de postguerra, y contribuir a la recuperación económica; finalmente aprovechar el potencial de la cooperación medioambiental para contribuir a la consolidación de la paz , dado que todo Estado necesita utilizar y proteger recursos naturales vitales tales como bosques, agua, tierra fértil, energía y biodiversidad.

Un grupo habla del eco-feminismo, pero como señalan, más que ser una escuela estructural sobre la seguridad, es para indicar que el impacto causado por cualquier amenaza en el ámbito ambiental no es igual para todos los ciudadanos, ya que las mujeres y las niñas sufren una mayor afectación, producto de los patrones culturales que persisten en la mayoría del planeta.

Para la escuela de la eco-seguridad, según Xiaoqing (2006), se define como la seguridad enfocada en el ambiente físico, los organismos en función de su diversidad, población e invasiones, y los ecosistemas analizados desde su función, estructura y desarrollo. El objeto referente son los ecosistemas y el actor que genera las amenazas es la sociedad. 

Kaghan y colaboradores (2003),  señalan que hay que cambiar del paradigma de la seguridad humana hacia la seguridad sostenible, de manera de alinearse con la tendencia general desde la Cumbre de la Tierra de 1992, y los Objetivos de Desarrollo del Milenio, como se viene haciendo con la educación ambiental, que pasó a ser educación para el desarrollo sostenible (EDS), así pues los autores plantean “convertir la seguridad y el desarrollo en más humanos y más sostenibles”.

Reflexión final

            Con esta somera revisión de las diversas modalidades  que asume la denominada seguridad ambiental, sabemos que no hemos definido exactamente el concepto. Hemos querido más bien proveer herramientas a los lectores para que construyan su propia definición.

            Hablamos de seguridad ambiental o de protección del ambiente; creemos que la respuesta es realmente la unión de ambas. Dada la complejidad intrínseca del medio ambiente, cualquier respuesta que dé un estado nación tiene que ser holística por  su naturaleza compleja; transdisciplinaria en su estudio y sostenible para las futuras generaciones.

            Hay que securizar el tema de la defensa y protección del ambiente; sin temor, si bien la Escuela de Copenhague critica el empleo de la securización para sacar al tema de la agenda pública, mas bien tiene que ser el contrario; debe ser el Tema (con mayúscula) de la agenda pública de seguridad y de defensa. El mundo ha cambiado, la defensa ya no es el coto privado de lo militar, como no lo es tampoco la guerra.

            Así pues, los pueblos del mundo, verdaderos soberanos de sus estados, deben exigir a sus gobiernos la inclusión en la Constitución de la defensa y protección ambiental; el derecho humano que tienen a un ambiente sano y seguro, libre de toda amenaza a su supervivencia, con visión de sostenibilidad para las futuras generaciones.

            De no hacerlo, ¿hasta cuándo existirá la raza humana?

            Creemos necesario reflejar como pensamiento final, una pancarta mostrada durante la XV Conferencia de Cambio Climático de las Naciones Unidas, realizada en Copenhague en diciembre de 2009 por los jóvenes manifestantes a quienes no dejaron ingresar: “Si el clima fuese un banco, ya lo habrían salvado”.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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[1] Convención número 169 de la OIT.